sábado, 18 de novembro de 2017



Cualquier momento queda atrapado
entre las garras de algún abrazo estremecido,
nadie quiere ser culpable, sólo el destino
es el ceniciento de todas las sospechas.

... Se tejen las horas bajo la desnuda
sombra de los pinos, y se cubre el paisaje
con un aire de páginas desnudas.

El amenazador viento llegará hasta donde Dios
quiere que llegue.

Las eternas mareas del desierto se fundirán
con la algarabía de un nuevo amanecer,
y traspasará las entrañas de la tierra
que estarán tamizadas de nieve almacenada.

En el ir y venir alguien baila,
el inalcanzable ritmo de la alegría.

Hay un paréntesis entrecortado de silencio
en este vaivén increíble.

Es lento el viaje
donde el adiós se filtra hasta la suave
caricia de unos labios.
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  Sagüillo, Araceli. Desde entonces.. Valladolid: editorial Azul, 2014, p 105.
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